sábado, 11 de junio de 2016

«La petición…»

           En una esquina, sentado sobre un balde, me encontraba contemplando esas cuatro paredes malolientes, añejas a imágenes de muerte, a llantos de camaradas, a confesiones inconfesables…, a venganzas y a perdones… Allí, entre ese carcomido recinto, me hallaba para despedir a un buen amigo que se marchaba. Su causa la conocían todos: ella se aferraba a la inocencia, pero eso no bastaba a los carentes de libertad.
Quedaban pocos minutos para refugiarse en los amigos, en los compañeros de causa… En mi introspección me sorprendió deshojando ideas Juan Carlos Álvarez Aballí:
—¡Néstor!, yo no creo que hice mal en aconsejar a mi cuñado para que no viniera hasta aquí…, para que no se entregara, pues a él no lo van a perdonar; en cambio yo… ¡no la debo! —Me levanté y le expresé con el amor de un hermano:
—¡Es verdad! Tú eres inocente, Juan Carlos; no tienes nada que temer.
Se encontraba sereno, confiado en su libertad. Me entregó una cuchara, una frazada, un jarro y una toalla, y con la frente en alto me dijo:
—¡Toma, Néstor!, ya no voy a necesitar esto… Dáselo al próximo que llegue, seguramente le hará falta.
—¡Cómo no, mi hermano!
Y en ese instante por los altavoces mencionaron su número de causa y año para que se presentara a la puerta de la mazmorra. Nos dimos un abrazo de despedida y él, muy tranquilo y seguro de salir ileso de ese trance, se marchó a encarar su destino: «La petición… fiscal a pena de muerte».

Juan Carlos Álvarez Aballí fue fusilado el 20 de enero de 1961.

Ficción Histórica
Nota: No poseo imágenes de Juan Carlos Álvarez Aballí, si usted tiene alguna, agradecería su colaboración.

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