martes, 6 de diciembre de 2011

Vuelven las ansias


Qué difícil es no quererte
qué espinoso es contemplar
amaneceres y atardeceres
sin el calor de tu mirar.
Qué difícil es no quererte
qué espinoso es elevar
hasta el cielo las pupilas
y pensar que tú no estás.
Qué difícil es no quererte
qué espinoso imaginar
el latir de mi corazón
olvidando tu palpitar.
Qué difícil es no quererte
qué espinoso es atrapar
en las cuencas de mis niñas
el azul del ancho mar.
Qué difícil es no quererte
qué espinoso es olvidar
el amor de que te quiero
el amor que ya no está.

martes, 29 de noviembre de 2011

Canguelo

El retorno de…
     Había fiesta en la comarca de Canguelo, pues el futuro rey regresaba de una de sus largas cruzadas. Al fin, entró por el gramíneo sendero del pueblo, empuñando en su famélica mano el distintivo estandarte púrpura del Samán. Ya rodeado de sus súbditos, exhibía orgulloso, montado sobre su negruzco caballo, las cicatrices de las heridas causadas en las cruentas contiendas; alborozos, aquellos lo vitoreaban y él, gentilmente, se detuvo un minuto para que los fieles lo palparan muy cerquita y decidió hablarle a su gente con las pasiones más ocultas que ni su corazón conocían. Levantó su espada al cielo y profesó: “¡…Canguelo cambiará muy pronto, se los prometo…!”. Se le aproximó uno de sus soldados para susurrarle algo al oído y al instante pronunció: “¡Seré el futuro rey, pues me informan que mi padre se encuentra grave de salud y debo acudir a verlo de inmediato!…”. 
  
Carlos Rafael V        
     Esa trágica noche del 4 de febrero de 1892 fue acusado de haber envenenado a su anciano padre, ¡el padre del pueblo! En ese tiempo, las recientes autoridades de estandarte blanco, aparte de la presión ejercida por el vulgo, no habían encontrado suficientes pruebas para mantener más tiempo en las tenebrosas mazmorras a Carlos Rafael V. Ya indultado, sin privilegios ni insignias, se encontraba como un hombre libre caminando las empedradas calles de la comarca, pero sin gozar de honorable caballero y soldado del reino. Aparentaba no importarle toda esa parafernalia, simplemente soñaba con la promesa ofrecida a sus fieles: de cambiar los degenerados vicios que hubo y que hay en el presente. Meses después en un plan suicida, intentó derrocar al corrupto gobierno y fracasó, sembrando un mensaje para los estandartes púrpuras: “¡Compañeros!, lamentablemente por ahora los objetivos planteados no fueron logrados, ya vendrán nuevas situaciones…”. 
   
Escribiendo ilusiones
     Los que picoteamos un día de la mano del rey, al presente, asumimos inclinarnos para comer ahora de sus pies, porque ya no es legítimo mirarlo a la cara. Exiliado de la comarca por el propio monarca, borroneo los libros que no desean recordar aquellas encarnizadas batallas contra los estandartes blancos, verdes, amarillos, naranjas…, y otros que fueron aplastados por las zarpas enceguecedoras del poder. En Canguelo, se escriben exclusivamente ficticias historias sobre los doce últimos años de los estandartes púrpuras del Samán. Los que depravamos nuestra dignidad, nos vimos obligados a lamerle los pies al rey. Todo el vendaval de ofrecer castillos libres se ahogaron en un océano de tiranía. En lo clandestino, reflexiono los edictos del Samán, y por qué hoy somos esclavos de errores del pasado. En Canguelo, ya nada parece escandaloso, porque los tembleques ojos del pueblo se han acostumbrado al comiso mental.

lunes, 21 de noviembre de 2011

El espejo

En la barra del bar con un caballito de tequila en la mano
festejo con la anémica luz la desdicha que ofrece el minuto.
Te conocí bebiendo licor, luego bailamos espuelados esa noche
y lo ardiente de tu piel le obsequió a mis sentidos la demencia.
Cómo imaginar que ese castaño cabello era una peluca,
que  tus largas pestañas eran postizas y tus azules ojos eran lentillas.
Brindo por la emboscada de la vida, pues al mimar tus mejillas
no alcancé a notar la diferencia entre el botox y la carne viva.
Cuando nos fuimos a la cama me ofrendaste tu desnudo
y tu tez brillaba de lo bronceada… UVA… ¡degenerada!
Tus glúteos eran elevadas montañas saturadas de plastilina
y tus firmes pezones balas de silicona.
Engañaste a este humano pues tus uñas son de acrílico
y los dientes que muestras son blancas coronas.
Y mientras en tu cerebro hay un chip alineando la perfección
rejuveneces tu vagina por los dilatados años que no perdonan.
Después de muchos abriles de ese fiasco en el bar
entre lamentos escribo una carta de un mundo torcido…:
¡Qué contrariedad!, mi hijo ahora es... ¡un cibernético moderno!,
ni hombre, ni mujer, ni gay, ni lesbiana…, ¿innovador…?
mitad persona, mitad robot… ¡OH, SINUOSO UNIVERSO!
"Una noche inolvidable"
Último programa del ciclo 2011
Te esperamos en la radio

SÁBADO 26 de Noviembre de 21 a 24 hs.(hora de Buenos Aires)

PROGRAMA 1254 - 12* AÑO EN EL AIRE  
CONDUCE: Carlos Fernández
en vivo por:  WWW.RADIOLAQUEBRADA.COM.AR
 
unanocheinolvidable@gmail.com

Desde Argentina - Perú - E.E.U.U. - Canadá - México - Colombia - España - Uruguay - Chile 
Puerto Rico - Suecia - Panamá - Francia - Brasil - Inglaterra - Venezuela

  POETAS INTERPRETADOS:  
Jorge L.Borges - Julio Cortazar - Tomas Transtromer - Pablo Neruda - Leon Felipe - Cesar Vallejo - William Shakespeare - Walt Whitman - Pedro Salinas - Jaime Sabines - Alicia N. Brenta - Agustin Jijena Sanchez - Alberto F. Cordoba Basualdo -  Juan de Dios Peza - Felix Asencio Garay - Antonio Leal - Liliana Martinez Reyes - Daniel Requelme - Ana L.Valenzuela Retamal - Amalia Lateano - Rafael Escobar De Andreis - Juan Disante - Tina Gomez Garcia - Joaquin Garcia - Carmen Flores - Rolando Gabrielli - Luis Del Rio Donoso -  Xenia Mora Rucabado - Yolanda Duque Vidal - Adolfo Zutel - Antonieta Elias Manzieri - Carmen Amaralis - Laura Medina Murillo - Garla Kat  

Colabora con la producción : Andrea Fernández Valor

martes, 15 de noviembre de 2011

Historia de amor inconclusa


Viajando en el tren cruzamos nuestras miradas, ambos permanecimos sentados y entonces, ellas salieron juntas en la siguiente estación.

Al verte en la calle corrí hacía ti, y toqué tu hombro para preguntarte: ¿Me recuerdas? Tu mirada estaba perdida y te dije: ¡Eras mi vida!

No me aguante más, corrí hasta la banqueta del parque y te confesé: “¡Disculpa!, sólo quería decirte que te quiero en mi historia.

La cita con la mujer de ojos negros, llegué a su balcón y, el Diablo se escondía en el vientre de la oscuridad, y yo dejaría de ser mortal.

Salí a buscar una copa de vino y unas cuadras adelante, encontré que, yo era la copa de alguien, rebosando el zumo tinto de mis venas.

Él, con una risa nerviosa le rogaba que lo soltará y ella disfrutaba lo que pensaba hacer: “¡Ahora no tendrás que preocuparte por procrear!”

Al fin se quitó la máscara y descubrió con amargura que era otra niña lejana a la que conoció.

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lunes, 7 de noviembre de 2011

Dotada de vida

Eres el eco que persigo
que me recuerda estar vivo.
Eres el final del principio
del interminable abismo.
Eres el palpar de la piel
del ardor verdadero.
Eres hembra, eres mujer
de indescifrables afectos.
Eres caminos soñadores
grafía de mi idealismo.
Eres el siempre del tiempo
donde mi sombra acampa.
Eres río de boca
descanso de mi sed.
Eres futuro de hecho
realidad de mis días.
Eres el encanto mañanero
que enamora mi amor.

miércoles, 26 de octubre de 2011

El reloj

Milisegundos, milisegundos, milisegundos… Envuelve con un pañito el dispositivo que está ceñido a su delicada muñeca. Por nada afloja el control para superar la tendencia a querer gobernar casi todo; no admite que las cosas no son como espera que sean, definitivamente no acepta la situación. Lamentablemente, con esa actitud, se revuelve en una especie de círculo vicioso casi improbable de romper y se deja arrastrar por los hábitos… Terminantemente no desea cambiar el discurso de su vida.
Segundos, segundos, segundos… Los pliegues de su holgada bata tiemblan debido a la brisa nocturna que entra por las rendijas de la ventana y sus desnudos pies padecen el frío trasnochador. Seda sus tímpanos al escuchar la música de moda, imagina girar el dial de un lado a otro y no puede negar la alta fidelidad que repercute en la señal de audio transmitida por las emisoras FM. ¡Sí!, es la potencia del ¡bum-pum-bum-pum…! del momento, al que sus molestos sentidos no digieren. Se levanta del tapizado mueble asediada por lo que nunca comparece y, atropellada por la conjunción de las horas, menea con sutileza la cabeza no por las composiciones que emite el trepidante aparato, sino intenta inútilmente anestesiar su vuelo por encima del rutinario pantano... Se dirige al equipo de sonido y lo apaga, y queda todo bañado con los grillos de la noche. Observa encima de una mesita una revista de Feng shui que leía temprano y fija su visual en la portada a la cual le hace un gesto de no-importancia para continuar su transitar rumbo a la cocina; se detiene en el umbral de la entrada y respira hondo para terminar de acceder en ella. Toma una pulida olla, la colma de H2O, la monta en la cocina y la somete al dinamismo del fuego.
Minutos, minutos, minutos… Recoge de nuevo un suspiro, pero esta vez es más intenso y prolongado que el que dio unos minutos atrás; presagia que va a ser atacada por nubarrones de ansiedad y ensaya guerrear con frases afirmativas en lo más íntimo de su juicio. Sus curvadas uñas le rascan el cuello y el tabique nasal sopla aire húmedo entre sus dos manos… Hala una silla del pantry y se sienta para aplacar la incertidumbre. En una silente tregua, aguarda frente a la hornilla que las burbujas le indiquen que el agua ha hervido. Se levanta de la silla y va hasta la nevera, la abre, sirve en un vaso agua bien fría, y retrocede al sitio de donde se había parado y adopta posición para beberse el insípido líquido, pero por un sin razón, lo deja soñando en la mesa. Su rostro está ajado por los años donde las fracciones de espera se han arremolinado en los surcos de su piel sin que la ínfima esperanza merme su voluntad de espíritu, pues siempre tendrá que esperar hasta el final de la noche o de la mañana, si fuese necesario. De pronto, nota como el H2O bulle como un niño desordenado; entonces, se encumbra de nuevo, abre una gaveta de la despensa y saca una cajita que contiene varias bolsitas de manzanilla: agarra una, como que se arrepiente y toma otra y las deposita en ese líquido inodoro.
Horas, horas, horas… Decide ir a la sala a buscar una revista para ahuyentar la angustia que ya está como un indolente cuervo sobre ella. Asió la publicación que ojeaba temprano y vuelve a la cocina. Se apoltrona en la silla para levantarse segundos después; se sirve una taza de manzanilla y la coloca en la mesa a que se entibie un poco. Sentada de nuevo divisa el vaso intacto con agua..., y se recrea al ingerir la desaborida e incolora sustancia. Con la incipiente luz del amanecer, sorbe el último trago de la odorífera infusión, oye el sigiloso ruido de la puerta de la sala, y sus venas y arterías se aceleran: llegó el provocador huésped de su vigilia, ¡siente que dividieron la puerta!, ingresaron y la cerraron nuevamente. Pasa rauda una larga sombra como un fantasma frente a la abertura de la cocina y a ella se le eriza la carne…, ¡pero de la emoción! En esa distensión del ambiente la oscura sombra se devuelve para lubricarle la retina; es un juvenil delgado y alto, llega hasta la entrada de la cocina cargando un morral negro al costado repleto de lampiños secretos, invoca la formal bendición divina, y le gratifica extraviado en el tiempo y el espacio con las sonoras: “Buenas noches”. Ella, con su corazón afectuoso y solidario, lo absuelve de cualquier reproche para resultar de nuevo a solas.
Desenrolla el pañito de su muñeca dejando a la intemperie su reloj. Comienza a percibir el panorama con un rostro más amable, se palpa las facciones y, en lo burlesco, se percata que necesita un corrector de ojeras. Se arrima hasta la persiana de la cocina y, entre sus rendijas, se embriaga con las primitivas luces del alba siendo testigo de las venturas y desventuras de una engañosa ciudad calmosa. La odiosa encargada de la angustia, “¡la espera!”, ha sido eterna como siempre y no se termina de acostumbrar a ella, pero ya está más serena; brinda un último suspiro a la durmiente madrugada que ya ha triunfado de nuevo sobre la noche y pasa la página…, ¡por ahora!


martes, 18 de octubre de 2011

La interminable espera...

Hurgando en la lista de mis pensamientos, encontré en la del recuerdo que aún te quiero.

Jamás te hablé, porque pávidamente te contemplé, oscilando en el columpio de la mudez y, con el tiempo fui un fantasma entre tus palabras.

Eres la historia que nunca terminé de escribir, por eso caminas como ese fantasma entre mis páginas blancas.

Te fuistes, pero al marcharte en la noche quedó impresa tu silueta.

Siempre pensando en ti... en estas noches frías, soñando con el abrigo de tu cálida piel.

Me has arrebatado noches de sueño, desearía que me devolvieras el narcótico de tu amor.

Cómo dejo de quererte, si todos los días desde tu ausencia, tejes fiestas dentro de mí.

Acallé mis oídos, para bloquear, los sonidos lastimeros de las paredes que te nombran.

Parado en la puerta esperé tu regreso, y tan solo llegaron las huellas de tu recuerdo.

Me asomé a la sombría calle, y las nubes al verme lloraron muy tristes sobre mí.

Volé a un bosque desolado, donde las hojas marchitas, me lloraban para recordarme que te habías marchado. 

Espero en la oscuridad a que vengas, ¡y seré afortunado!, aunque llegue sólo tu sombra.

Moría cada noche debajo del dintel de la puerta y al amanecer nacía para esperar de nuevo la muerte.

En las arenas del tiempo... serás una huella borrable. 


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miércoles, 5 de octubre de 2011

Distopía

Vuelas sobre la ciudad ficticia
eres la anexión básica de los acordes
¡el tiempo es eternamente tuyo!,
donde el euro se revuelca en pesadillas.
Para qué indagar más adentro y profundo
si al ver tus ojos y carnales labios
mi piel transpira señales exactas
opresiva, arbitraria, indeseable,
¡ni más!, ¡ni menos!, ¡ni multiplicando…!,
lograría la esencia de tu naturaleza.
Observo mi hocico alargado agitarse,
mis orejas caen como torres gemelas
mandibuleo y mis dientes decrecen,
mi plateado cuerpo se contrae con dolor
y descubro la clase de animal que soy
me horrorizo y temo por mi raza
que entre necesidades batimos afectos.
Mis pezuñas tratan de tomarte
y lanzo mi último aullido animal
para maldecir al plenilunio en esta hora
donde la metamorfosis me acorrala
¡y tendrás que huir de mi dentellada!
ocultándote entre las níveas lunas

martes, 27 de septiembre de 2011

Ella y él

          Me bajo del taxi una cuadra antes de llegar al lugar de la cita para poder tomar fuerzas debido a la emoción que significa verla de nuevo y saber que no la he perdido. La caminata por esa calle se me torna infinita, ¡apresuro y freno!, apresuro y freno los pies... No sé si es la ansiedad, la felicidad o el caballero elegante que camina delante de mí con su larga gabardina gris, su bastón de empuñadura dorada y la pipa ocre que lleva encendida. La humareda que ella desprende me sirve de guía y no me molesta en lo absoluto, ese aroma de tabaco es mi preferido. El caballero se ha volteado para echarme la vista encima porque soy el único que pasea detrás de él; intuyo su incomodidad, ¡tanto es!, que apresura su andar para dejarme a la zaga y el trazado sendero de humo se aleja, ¡pero no le doy el gusto! Redoblo el paso para seguir de cerca las huellas de esa emanación que me hace sentir vivo y entrego un lamento febril..., pues estoy a tres metros del bar donde tengo la ansiada cita, y renuncio a mi perseguido con su cachimba y el humo.
Entro al establecimiento y busco a la persona con quien está mi chica bella. Me siento en la barra y un compañero de trabajo me saluda de forma cordial, me entrega el paquete que contiene una cajita de madera, saco el receptáculo del envoltorio y, por unos segundos, contemplo extasiado tal tesoro, la abro y pongo su contenido en la palma de mi mano. No me canso de apreciar su boquilla, su tubo, su cazoleta y esa figura encantadora. Mientras le coloco picadura en la cazoleta, dispongo encenderla y aspirar su orgásmico humo para así festejar la emoción de no haberla extraviado. ¡Cuánto se desperdicia de su aroma!, su niebla está expuesta a la caprichosa ventilación del pálido recinto. Es un placer sentir las buenas vibraciones al saborear un exquisito tabaco… efecto profundo y casi solemne. Me relamo con los vastos sentidos del cuerpo: la vista, el tacto, el gusto, hasta escucho el zumbar de esa emanación… Se entrega sin condiciones para su fumada, la degustaré hasta que se extinga en mis manos. Una vez cumplida su misión, mi amigo muy sonriente se despide diciéndome: “¡eres un empedernido!”.

viernes, 16 de septiembre de 2011

...La estancia con la parca


Cuando hoy salí de casa, le di un beso en la frente a mi madre y ella intuyó en sus afectos, que no regresaría.

Enganchado a los fríos barrotes como un arrapiezo asustado, contemplo al mítico tiempo huyendo de mí.

Con una lista escrita con mala letra, anunciaban en el patio del pabellón; que yo; ¡Ya no existía!

El arma cerca de mi boca gritaba: "¡todo será rápido!", y yo le creí.

Polvoriento el camino, el hombre va detrás de mí y me empuja, de rodillas caigo al cielo, no sentí el soplo de mi sangre bañando el barranco.

Siguen volando las moscas sobre mi cabeza, sus aspas celebran creyendo que ya estoy muerto.

"¡Lo mataron!", gritó uno por allá y se acercó otro y preguntó: "¿Por qué?". Estaba armado aseguró la ley: "Tenía un lápiz...".

Yo no llamé a la muerte pero ella vino, y la deslenguada me pidió disculpas por no llegar antes.

Venía por mí, flotaba sobre el piso, estaba muy elegante con su sombrero y su capa negra y, afuera nos esperaba su oscura carroza...

No te asustes que no es tu puerta la que tocan, ¡pero tranquilo!, nadie se salva, lo indivisible nos toca.

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miércoles, 31 de agosto de 2011

Amor ciego

Porque el sol con sus rayos excita la savia de la tierra… ¡te amo!
Porque el cazador con su disparo detona los sesos del águila… ¡te amo!
Porque las olas con su espuma abrazan la extensa llanura del mar… ¡te amo!
Porque el nipón en pro de la ciencia diezma a la colosal ballena… ¡te amo! 
Porque las hojas al danzar besan cada rama del tronco del árbol… ¡te amo!
Porque en el Amazonas el cisne ofrece un canto desesperado… ¡te amo!
Porque la afilada espuela del jinete se fusiona con la carne del caballo… ¡te amo!
Porque la furia del animal clava los colmillos sobre un bípedo… ¡te amo!
Porque las lágrimas de la primavera son caprichosas y coloristas… ¡te amo!
Porque las grises nubes cobijan a las trémulas sombras… ¡te amo!
Porque el pájaro babea el agua en el riachuelo… ¡te amo!
Porque las fábricas decoran el paisaje con mercurio… ¡te amo!
Porque el trueno le contesta al brillante relámpago… ¡te amo!
Porque pronto yaceremos inmunes al nervudo smog… ¡te amo!
Porque las estrellas acompañan sin protesto a la noche… ¡te amo!
Porque sueño con hados incinerando el camino… ¡te amo!
Porque las risas alegran al reflexivo eco… ¡te amo!
Porque un día mutaremos en la no sonrisa… ¡te amo!
Porque estar vivo es estar contigo… ¡te amo!
Porque no importa que el mundo explote en mil pedazos… ¡te amo!


miércoles, 24 de agosto de 2011

El amor duele


    Recibía el crepúsculo matutino sobre un espinoso rosal. Amaneció con un sol radiante golpeando su escarchado cuerpecito; la negrura había sido larga y gélida en la llanura. Uno de sus pretendientes, vistiendo su mejor gala, la rondó toda la noche, pero ella, casta y pura se había hecho la dura. El jugar de los minutos revolotea en su traje azul, entregándole canciones al lozano día. A la distancia, emocionada, nota acercarse al esbelto chico capa negra de ojos azules, ella coquetea alebrestando sus alas. Él, parado abajo, maúlla su mejor canción y, entre laboriosos brincos intenta llamar su atención. Ella cree en su corazón y sale de la alambrada de pinchos, revolotea y grita a la llanura su amor. El minino, compensando sus tiempos de conquista, se echa sobre una elevada roca y sus ojos detallan peripecias que ejecuta la niña con que sueñan sus fanales. Ella se aproxima más y más para demostrarle que es a él a quien quiere, se arrima casi a un salto del michino y él, indiferente, espera con paciencia. Ella, con ojos de terror, no se había percatado de que el chico grande y fuerte de anoche los acechaba; cuando dispone cantar la alarma, el galán de traje moteado, raudo, ha saltado sobre su humanidad, ¡cierra los ojos!, ¡queda oscuro!…, segundos después los abre y mira hacia abajo; mientras mantiene el vuelo contempla con profundo pesar cómo el moteado mastica a su rival. Muy triste se aleja decidida a no volverse a enamorar.
Minificción 250 palabras.



La imagen de esta entrada fue tomada de La Esfera Cultural

"Una noche inolvidable"

Te esperamos en la radio

SÁBADO 27 de AGOSTO de 21 a 24 hs (hora de Buenos Aires)

Auspician este programa: - MAJ CONSTRUC. S.A. (empresa constructora) - D.B. & ASOC. (estudio de auditoria) - G.E.A.A.M. (grupo escritores argentinos) PERSONERIA JURIDICA N*000587 I.G.J.
PROGRAMA 1240 - 12* AÑO EN EL AIRE  
CONDUCE: Carlos Fernández


Desde Argentina - España - Mexico- Colombia - Puerto Rico - Ecuador - Chile -  Brasil - Cuba - Venezuela - Italia – Portugal

POETAS INTERPRETADOS:  
Julio Cortazar - Eduardo Galeano - Homero Exposito - Olga Orozco - Octavio Paz - Nicolas Guillen - Antonio Machado - Federico Garcia Lorca - Belisario Roldan - Gabriel Aviles - Efren Romero Acuña - Santiago Medina - Pedro L.Lopez Perez - Betty Badaui - Sandra Godio - Jorge Humberto - Garla Kat - Michelle Peretti -Sandro Penna - Wilma Brochers - Mariluz Diez Salviejo - Felix Asencio Garay - Susi Ram -Gisela Cueto Lacomba -Ruben Reve Planes
PASAJEROS A BORDO DEL DESTINO
MARCELO DI MARCO (escritor) y BARBARA BARKATS (cuentacuentos)
Colaboran con la producción: Andrea Fernández Valor - Susana Morello -
A PARTIR DE SEPTIEMBRE....
"UNA NOCHE INOLVIDABLE" cambia de radio...nos podes seguir escuchando en: www.radiolaquebrada.com.ar
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martes, 16 de agosto de 2011

¿?

¿Cómo saber de los afectos?:
el olor de tu largo cabello
enredado en el bosque
de las fragancias de tus virtudes.
¿Cómo saber de los apegos?:
el olor de tu aliento tempranero
expuesto en la cueva del oso
invernando en el tiempo.
¿Cómo saber lo que se quiere?:
el olor de tus íntimas partes
bañadas por los efluvios del mar
convierten la sal en gotas de miel.
¿Cómo saber que te extraño?:
el olor de tu queratina piel
donde corre el sudor de las olas
viajeras de tus perfumes.
Por todo eso amo y vivo,
por cada amanecer y atardecer junto a ti.
Siento que inhalo los vapores de tu aliento,
¡tregua!, que las emociones aceleran
el aletear de mi cavernoso corazón.

sábado, 6 de agosto de 2011

El escritor



No necesariamente todo lo que escribo me sucede a mí directamente; recuerden que somos unos usurpadores de sueños. ¡Ojo, no dependemos de timar a nadie!, simplemente recogemos lo que esos seres de carne creen desechar, ¡claro está!..., con algunas atrayentes excepciones que nos hacen ir más allá de ser ladrones en una esquina del doblez del pensamiento. Siempre resultamos absortos en ese espejismo que comienza a desplegarse en una ociosa e interminable hoja en blanco y finaliza en ambiguos océanos teñidos con letras de tinta.


Armamos rompecabezas, atmósferas paralelas que inexorablemente nos las creemos, las padecemos, las hacemos vivenciales; escenarios donde pagamos la factura de electricidad de la anciana sin recursos, donde bebes alcohol como un degenerado, donde en un tris de escuetas páginas triunfas o fracasas, donde amas incondicionalmente a miles de niños, donde llueve y la calle nocturna jamás se moja, donde el sexo es lésbico y el éxtasis es fácil conseguir…


En los últimos años me he percatado que al principio me desvivía por las aventuras que todos esos ingeniosos personajes me hacían vivir, pero muchas veces algunos me asustan con sus acciones y aptitudes; trato de huir para descansar de ellos pero, como sombras de mediodía, aparecen para reclamar su guión. También tengo que confesar que sin ellos mi vida estaría vacía y en el despeñadero del inmundo suicidio…, siempre vienen y me salvan porque, al final, somos una inseparable familia de dependencia mutua. ¡Lo digo con pena!... Esperaba hacer reflexionar a esos personajes ficticios y que borraran del tintero la espontaneidad, el sobresalto como si fuesen reales…, pero fue inútil, ya son unos verdaderos depredadores de la fantástica mente.



Luego del discurso, ya un poco más calmado, bajo del estrado donde los inseparables, en masa, me aplauden como si se tratase de una afamada estrella. Apago las luces y decido abandonar el teatro para mañana comenzar de nuevo mi oficio de conserje…

miércoles, 27 de julio de 2011

Experiencia de la locura

Despunta el cielo en la sanguínea anchura
amansadas circulan las capilares nubes
cuando en el dejado ocaso yace tu mirar
reflejando una eglantina en medio de tus ojos
y nada se resiste al imperio de ese embrujo
hasta los cisnes hipan, tu ya ahogado trinar.
El primer haz que ingresa a tu naciente resguardo
trae un cobrizo calor a tu incorpórea gruta
que alígera su cadencia al monte de las musas
pues, sumido entre alienadas pinceladas
dentro de un himno alegórico, te deja surcar
en el piélago que danza hacia el país del amor.
Me aproximo a la yacija desertando del Parnaso;
dibujo los latieres de mi astringente realidad,
te veo y suspiro al desmantelar los sueños
que jamás gozaremos de la tierra sagrada,
deliro que despiertas y disimulo con el humo
de la lenitiva infusión que sangra vestigios imborrables.
Elíseo, ¡por favor!, no te veles en este hierático día,
suplico, mientras ella naufraga y escondida me mira,
incrédula, frágil, abastecida de una gracia sublime,
observo a la luz su flamante arcoíris
trayendo los biológicos matices del regocijo
de una mujer, de una madre, de un universo.
Cuando el fatigado sol abandona el hemisferio visible,
sin ayes y esperando regresar mañana,
esa moza aún continúa zurciéndome el pellejo
en medio de su nicho sereno la contemplo,
proveyéndome la merengada vitamínica
con tan sólo su licuada taciturna sonrisa.
Cuando en definitiva entre la pura noche
me encontraré abrigado en un ósculo negro
para soñar, a hurtadillas, como dos chicuelos rebeldes
yendo al vidriado tálamo de la playa
para dormir junto a las olas y amanecer de nuevo
desayunándonos en un remoto beso nuestra luna.

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